De cebollas va esta historia

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20131113_083025La cebolla monquelina, variedad autóctona y local de Benifaió – Valencia, catalogada como alimento del Arca del Gusto Slow Food, ya está plantada en 1.000 m2 de campo abierto y según lo disponga la naturaleza, en el mes de mayo de 2014 se cosecharán unas 2 toneladas.

Llegar hasta este punto ha supuesto sumar voluntades de quienes por su amor al campo valenciano y sus alimentos autóctonos, hacen un esfuerzo especial por mantenerlo vivo. Don Teodoro Alepuz, nuestro Maestro Labrador de 70 años -la mayor parte de ellos dedicados a la agricultura- está naturalmente cansado para someter a su cuerpo a tales fatigas. Sin embargo, la ilusión de poner en marcha el proceso, le insufló una energía renovada que dejó boquiabierto a más de un mozo.

Teo, como todos conocen a Don Teodoro, dispuso todo cuanto es preciso y junto a Josep Marco Sansano, presidente del Convivium Valencia de Slow Food, hablaron con Don Miguel Calabuig Bru  -garante de la semilla- que a sus 72 años no descansa y se ilusiona con cada nuevo encargo, que para la ocasión ha sido de 24 millares de cebollitas.

20131113_085434Así, todo dispuesto para este martes 16 de noviembre, se convocó al “carruseroPaco Colomer para la preparación de la tierra, quien junto a su yegua Alejandra y retomando los usos más tradicionales de la labranza, hace los surcos en el campo –los caballons– que separan los tres “taules” o tablas donde se plantará el cebollín.

20131113_084506Tan pronto clarea el día, Miguel Calabuig empieza a arrancar el cebollín, que sobre las once de la mañana es entregado a un joven de 26 años de nombre Marius, para su plantado a mano. Marius, dos chicas y dos chicos, siembran una a una las pequeñas cebollitas, mientras el conocimiento de las  técnicas ancestrales de agricultura de nuestros veteranos conocedores, se trasladan a estos jóvenes, como esperanza de una posible generación de relevo.

20131113_120831Mientras todo esto sucede, José Huertas, el “regaor” de la partida del campo que se está plantando, es avisado de la inminente necesidad de riego. A las 9 de la mañana del día miércoles se riega por primera vez con agua de pozo y estiércol líquido para ofrecer el sustento necesario para que estas cebollas monquelinas –nos lo dice Josep Marco- “como está mandado, en un futuro nos hagan llorar

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