De cebollas va esta historia
La cebolla monquelina, variedad autóctona y local de Benifaió – Valencia, catalogada como alimento del Arca del Gusto Slow Food, ya está plantada en 1.000 m2 de campo abierto y según lo disponga la naturaleza, en el mes de mayo de 2014 se cosecharán unas 2 toneladas.
Llegar hasta este punto ha supuesto sumar voluntades de quienes por su amor al campo valenciano y sus alimentos autóctonos, hacen un esfuerzo especial por mantenerlo vivo. Don Teodoro Alepuz, nuestro Maestro Labrador de 70 años -la mayor parte de ellos dedicados a la agricultura- está naturalmente cansado para someter a su cuerpo a tales fatigas. Sin embargo, la ilusión de poner en marcha el proceso, le insufló una energía renovada que dejó boquiabierto a más de un mozo.
Teo, como todos conocen a Don Teodoro, dispuso todo cuanto es preciso y junto a Josep Marco Sansano, presidente del Convivium Valencia de Slow Food, hablaron con Don Miguel Calabuig Bru -garante de la semilla- que a sus 72 años no descansa y se ilusiona con cada nuevo encargo, que para la ocasión ha sido de 24 millares de cebollitas.
Así, todo dispuesto para este martes 16 de noviembre, se convocó al “carrusero” Paco Colomer para la preparación de la tierra, quien junto a su yegua Alejandra y retomando los usos más tradicionales de la labranza, hace los surcos en el campo –los caballons– que separan los tres “taules” o tablas donde se plantará el cebollín.
Tan pronto clarea el día, Miguel Calabuig empieza a arrancar el cebollín, que sobre las once de la mañana es entregado a un joven de 26 años de nombre Marius, para su plantado a mano. Marius, dos chicas y dos chicos, siembran una a una las pequeñas cebollitas, mientras el conocimiento de las técnicas ancestrales de agricultura de nuestros veteranos conocedores, se trasladan a estos jóvenes, como esperanza de una posible generación de relevo.
Mientras todo esto sucede, José Huertas, el “regaor” de la partida del campo que se está plantando, es avisado de la inminente necesidad de riego. A las 9 de la mañana del día miércoles se riega por primera vez con agua de pozo y estiércol líquido para ofrecer el sustento necesario para que estas cebollas monquelinas –nos lo dice Josep Marco- “como está mandado, en un futuro nos hagan llorar”