Casi a punto el Cacau del Collaret 2013
El cacahuete del Collaret 2013 ya ha visto la luz y desde el sábado 12 de octubre está tomando plácidamente el sol en el campo valenciano, donde permanecerá durante una semana perdiendo humedad, para posteriormente recogerlo con la trilla, una máquina que lo levanta del suelo y separa las vainas de las hojas y la planta. Posteriormente se lleva a la era para terminar de secarlo y es un período de especial importancia, porque ya no se debe volver a mojar ni tan siquiera con los rocíos nocturnos ni matutinos. A partir de este momento, el cacahuete ya se puede comer como “novell”, un cacahuete nuevo con todo el esplendor de su fuerte aroma , con la particularidad de que al tostarlo se le arruga la piel.
Una vez seco se lleva a un almacén donde se le quita la tierra y el polvo con la ayuda de zarandas y sopladores, se selecciona por tamaño y peso, se empaqueta y a partir de ese momento ya está disponible para la venta al público al por menor o a granel. La cosecha de 2013 se estima en unos 1.500 kilos provenientes de las siete anegadas que se han sembrado.
Al ser un alimento que ha renacido después de estar prácticamente extinguido, el proceso de siembra y elaboración implica revivir también el valor cultural que representa para la gente del terruño. Y es por eso que os contamos una anécdota referida directamente por Josep Marco Sansano, presidente del Convivium Valencia de Slow Food y entusiasta promotor de la recuperación del Cacau del Collaret, que gracias a la suma de muchos esfuerzos y voluntades, goza hoy en día de plena vitalidad y está catalogado como alimento Arca del Gusto Slow Food.
Nos cuenta Josep que el origen de la expresión “se armó el cacau” proviene de ese momento en el que el cacahuete, estando en la era, ya no se puede volver a mojar, por lo que los braseros contratados para la jornada, cada tarde antes de finalizar la faena, lo agrupaban en montones alargados, a manera de pequeñas cordilleras, que tapaban con sacos o plásticos. El problema sobrevenía cuando llovía y esos braceros no podían hacer su trabajo al día siguiente y se les enviaba a casa. Cuando por fin salía el sol era preciso contar con mano de obra inmediata y se encargaba el trabajo a quien estuviera disponible y cerca, por lo que una vez se enteraban que otros jornaleros habían sido contratados, se producían auténticas batallas por el trabajo….y de ahí viene lo de “se armó el cacau”.